50 Años de Historia

Rancho Fátima se inició a comienzos de la década de los 70s, poco tiempo después de las confiscaciones de terrenos agrícolas e industrias de la Dictadura Militar, que destruyó la agricultura peruana y originó el cierre forzado de muchos importantes criaderos. El Haras arrancó pues con fuerte viento en contra y su crecimiento fue prueba cabal del temple y coraje de su fundador Jaime Rizo Patrón Remy R.

Quizás el hecho que más impulsó la evolución inicial de Rancho Fátima fue en noviembre de 1973 cuando Jaime asistió a los categóricos triunfos clásicos de Santorín y Flor de Loto en el Hipódromo de Palermo en Buenos Aires, frente a los mejores caballos del continente. Fue una demostración palpable que caballos peruanos criados en limitadas extensiones, podían competir de manera internacional y vaya en qué forma.

En la primera década de operación, el Haras estuvo ubicado en el distrito de Santiago de Surco y además contaba con unos potreros en Hipocampo, distrito de Villa el Salvador. Con el aumento y selección del plantel de reproductores vino el lógico crecimiento de la producción; por lo tanto, había que buscar terrenos adecuados para avanzar con la operación. En 1981 el Haras Rancho Fátima se trasladó de sus ubicaciones iniciales al valle agrícola de Puente Piedra a un terreno de 31 hectáreas. Funcionó allí por casi treinta años hasta que la expansión de Lima Metropolitana llegó al cono norte de la ciudad.

Jaime Rizo Patrón R., ya con sus hijos involucrados en el manejo del criadero, apun­tó hacia Cañete, donde adquirió 41 hectáreas en Quilmaná, uno de los valles más fértiles del país. Se habilitaron doce potreros de 400 metros de largo para el buen desarrollo de los potrillos, cuatro padrilleras y treintaidós boxes; modernas instala­ciones dedicadas exclusivamente a la crianza del purasangre de carrera.

Adicionalmente, Hipocampo se mantuvo y potenció como centro de entrenamiento con capacidad para albergar setenta y dos caballos. Aquí llegaban los potrillos me­ses antes de cumplir los 2 años para ser formados como excelentes corredores, pri­mero en el torno, luego en la pista chica de 200 metros, para finalmente completar su entrenamiento en la pista principal de 1,200 metros.

Asimismo, el Haras Rancho Fátima se proyectó a otras plazas en el extranjero. A finales de la década de los setenta abrió el Haras Rancho Luján en Argentina y en 1981 hizo lo propio con Santa Cruz Ranch en EEUU, produciendo en ambas hípicas varios ganadores clásicos.

Tras más de cincuenta años de historia, siguen prevaleciendo en Rancho Fátima la filosofía y las metas de su fundador:
generar líneas de sangre propias y criar caballos fuertes que respiren la distancia y puedan competir con brillo primero en las Coronas de tres años y luego en los grandes clásicos de adultos.

Para honrar ese legado, en los años recientes Rancho Fátima ha iniciado un proceso de actualización constante, incorporando nuevos padrillos de gran valía, yeguas jóvenes de excelente linaje y más área de pasturas. La pasión y dedicación de los directivos y del personal del haras se trasluce en esta evolución, con el objetivo que en el Perú se siga criando campeones que compitan triunfalmente en los grandes clásicos del continente.