Dos Cracks Históricos

De la larga lista de grandes caballos que nacieron y se criaron en el Haras Rancho Fátima hubo dos verdaderos cracks que marcaron hitos importantes en la historia de la hípica peruana: Stash y St. Bernadette, cada uno con una campaña espectacular que los llevó a ser íconos de nuestro turf.

STASH: SEGUNDO Y ÚLTIMO CUÁDRUPLE CORONADO

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La historia de STASH fue sensacional desde su inicio. Era un vistoso y bien con­formado alazán cariblanco, hijo de Stack (EEUU, Nijinsky II) y Símper (EEUU) por Recupere, nacido el 1 de enero de 1989 y de propiedad del Stud Azul Marino. La citada caballeriza se hizo del prometedor producto canjeándolo por la yegua No Me Sigan (Stallion), criada también en el Haras Rancho Fátima en Puente Piedra, y que finalmente se incorporó como yegua madre. Ella fue elegida Campeona Adulta en 1990. Descendiente de la línea fundadora de Sovereign Rose (IRL, Sovereign Path), ganó catorce carreras, inclusive el Clásico Competencia (G1).

Stash mostró precocidad y velocidad en sus aprontes iniciales. Debutó el 6 de julio de 1991 en una condicional para dosañeros no ganadores sobre 1.000 metros. Entrenado por Eduardo Pianezzi y montado por Christian Arredondo llegó tercero de Terek (Rox) a 2 1/4 cuerpos. El 27 de agosto de 1991, luego de otros dos placés, llegó la primera victoria. El Clásico Carlos II Watson y Eduardo F.G. Watson (1.200m) era su cuarta actuación y el potrillo demostró su real valía. Montado por Luis Ranilla, Stash superó un obstáculo en la recta final para llevarse el triunfo luego de una poderosa atropellada. Superó por 1 cuerpo al americano Caro Cuore (EEUU, Eternal Prince) que estorbó al pupilo del Stud Azul Marino a 300m de la meta.

Tras ello, Pianezzi lo alistó para el Clásico Selección de Padrillos (1.300m), del 20 de octubre. Allí, siempre con Ranilla en controles, demostró y convenció con su paso enérgico. Pasó de largo y estableció 6 cuerpos sobre Don Azzaro (Absoslewtely). Ese progreso debía ratificarlo el 22 de diciembre en la Copa de Oro, la última gran carrera para los dosañeros de 1991. La prueba se le hizo muy complicada con varios problemas de tráfico, y pese a que pudo avanzar en el final con la monta de Ranilla, solo quedó tercero a 1 1/2 cuerpos de Lord Jack (Piz Buin).

Tras un debut de temporada, donde nuevamente consiguió un segundo puesto, empezó a destacar enormemente como el mejor de su generación. Lo demostró el 15 de febrero cuando ganó el Clásico José Soyer Nash (1.500m) sobre Don Jorgito (Vaduz), pasando a ser valiosa carta para la Polla de Potrillos (G1) de 1992. Esa primera corona llegó el 19 de abril. Stash apareció firme en la recta final y dio cuenta de Cardinale (Cashel Prince) que fue un gran adversario. El brioso alazán, esta vez montado por Adolfo Morales, había alcanzado su mejor nivel ratificando lo hecho en las competencias previas a las esperadas coronas de la generación. Al mes si­guiente, el 24 de mayo, Stash dijo su verdad cuando fue a las dos curvas del Clásico Ricardo Ortiz de Zevallos (G1). Los 2.000 metros permitieron ver el crecimiento de un potrillo espectacular cuando apareció nuevamente por mitad de pista para dar caza a Cardinale y ganarlo por 1 3/4 cuerpos.

Llegó la tarde del 5 de julio de 1992 y Stash salió a confirmar que era el mejor de la generación. Partió como favorito en el Gran Derby Nacional (G1) y sus severos 2.400 metros. Una enorme expectativa rodeaba su presentación en la prueba insignia de la generación con tribunas colmadas aguardando al prometedor juvenil. Adolfo Mora­les volvió a lucir su depurado estilo con el alazán del Stud Azul Marino y avanzó por mitad de pista para superar muy cerca de la meta a Cardinale, estirando 1 cuerpo de ventaja. La algarabía fue total en las tribunas del Hipódromo de Monterrico vitorean­do al nuevo crack. A cabeza del placé llegó la potranca Camiunch (EEUU, Rumbo), que había ganado las dos primeras coronas para las potrancas tresañeras.

El 9 de agosto se disputó la cuarta corona, el GPN Augusto B. Leguía (G1) sobre 2.600 metros en la grama, y la expectativa que reinaba alrededor de la nueva pre­sentación de Stash era enorme. Estábamos ante la posibilidad, veinte años después, de que un caballo pudiera unir la ruta de la Cuádruple Corona que no se lograba desde 1972 cuando Santorín (Biomydrin) completó la hazaña. Había llegado el turno de ratificar, en el césped, lo hecho anteriormente en la arena. El planteamiento esta vez fue diferente. Lo decidieron llevar cerca de la vanguardia desde los metros ini­ciales y en la recta final sostuvo la punta con hidalguía frente al potente descuento de Camiunch. Ambos se trenzaron en una disputa intensa por la victoria desde los últimos 120 metros llevando al frenesí a los aficionados. Al final, una cabeza de ven­taja a favor del potrillo sellaba una victoria inigualable. Luego de dos décadas, un caballo criado en el Perú lograba la hazaña de convertirse en cuádruple coronado.

Tras ello, llegó la invitación de las autoridades del Hipódromo de San Isidro para estar presente en el GPI Carlos Pellegrini (G1). Stash fue el abanderado de esa de­legación. Semanas antes, el Stud Azul Marino había terminado relación con Eduardo Pianezzi y el caballo había sido puesto en manos del también sapiente Miguel Salas. Lamentablemente, el campeón hizo gala de su fuerte temperamento y demoró su ingreso al partidor del hipódromo bonaerense, por lo que fue retirado.

Por esos días del Pellegrini se conoció que el Hipódromo de La Rinconada no iba a poder organizar el GPI Latinoamericano (G1) de marzo del año siguiente y el encargo recayó en Perú, que aceptó el reto.

Con ello se decidió que el cuádruple coronado nacional, que no había podido lucirse en una prueba internacional, se luciera ahora corriendo de local. Retornó a Perú y en enero de 1993 corrió el Clásico Ciudad de Lima (G2), sobre 2.000 metros. La carrera la ganó de punta a punta Kimberley (Vaduz), en una magistral conducción de Ricardo Quispe, quien llevó al milímetro a su caballo y pudo unir partida y llegada de un solo aliento. Stash había caído por 1 cuerpo de ventaja, pero su 2do lugar lo dejaba prácticamente clasificado al Latino. Miguel Salas optó por cambiarle el siste­ma de entrenamiento. El alazán comenzó a mostrar problemas porque no sudaba y fue cuando el experimentado preparador le colocó montura para los aprontes, algo que en su momento no necesitaba porque el hijo de Stack era muy cotejero y mar­caba tiempos sensacionales en los ejercicios matinales. A raíz de estos problemas, Salas decidió no ir a la segunda prueba de clasificación, el Pedro García Miró. Esta se corrió al mes siguiente y la ganó el caballo Pup (Lutz).

El 14 de marzo de 1993, Monterrico se vistió de gala con motivo de la decimotercera edición del GPI Latinoamericano (G1). Stash, esta vez con la monta de Edwin Tala­verano, enfrentaba por primera vez a Pup, la otra estrella de la generación que no había podido correr la cuádruple corona, así como a caballos destacados de Chile y Argentina. Los representantes de Brasil y Uruguay finalmente no llegaron a la cita, así como tampoco Kimberly que tuvo un problema en uno de sus tendones. Esa tarde, Stash fue el puntero de la carrera y se desenvolvió de forma avasalladora. Era la primera vez que lideraba el lote, fruto de la estrategia del preparador y jinete frente al enorme reto. Talaverano lo condujo con tranquilidad y en la recta hizo explotar su calidad. El caballo campeón, el cuádruple coronado, se escapaba para ganar por 5 1/2 cuerpos la gran carrera continental. Cayumanque (CHI, El Morgon) y Barrio Chino (CHI, Roy) terminaron siendo sus escoltas. El primero de estos fue a Argentina y ganó el GP República Argentina (G1) y el segundo regresó a su país natal para dominar el escenario entre los fondistas y ser elegido Campeón Adulto en 1993. Años más tarde regresó al Perú como padrillo.

La victoria de Stash lo llevó a lo más alto en la hípica latinoamericana. Llegaron ofrecimientos por el caballo, pero lamentablemente ninguno se pudo concretar. Stash tuvo un traspié en su entrenamiento y eso anticipó su retiro de las pistas. No había necesidad de demostrar más. Fue llevado a la crianza y con pocas oportunida­des extendió su calidad produciendo varios ganadores clásicos, como PALESTINO, GRAN RETRATISTA, STICH, FAVORITE STRIDER, entre otros.

ST. BERNADETTE: LA REINA DEL CÉSPED

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Considerada la mejor yegua pastera de Monterrico de todos los tiempos, St. Berna­dette (Berry’s Noble y Top Lass) fue una muy bien conformada alazana cariblanca, nacida el 10 de abril de 1996, reservada para defender los colores del Stud Haras Rancho Fátima. Hija del sensacional Berry’s Noble, un linajudo padrillo nieto de la matrona peruana Pamplona (Postín), importado por el Haras Rancho Fátima y que ya había dado a Noble Sharon, múltiple ganadora clásica (diez) y de grupo (cinco). La madre de St. Bernadette era la argentina Top Lass (Tan Pronto), criada en Rancho Luján (Argentina) e importada como producto. Ganó seis carreras y obtuvo cinco placés en solo dieciséis actuaciones en Monterrico.

St. Bernadette debutó el 6 de diciembre de 1998 en una condicional para dosañeras sobre 1.400 metros. La montó David Cora y llegó fuera de marcador. En su siguiente presentación, el 25 de diciembre, corrió el Clásico Marcial (1.800mC) y la yegua se superó notablemente. Fue su primera incursión en el pasto, y con Alfredo Clemente en los controles se impuso por contundentes 5 cuerpos de ventaja. Con ello cerró su corta campaña de dos años.

Para 1999, ya con 3 años, demostró su total capacidad. Tuvo debut de temporada con un placé en una condicional sobre 1.800 metros en la grama y el 17 de abril corrió el Clásico Libertador José de San Martín (L), la primera corona del césped para hembras. Luego de una imparable atropellada, se estiró para establecer 15 1/2 cuerpos de separación, marcando 1min48s3 para la distancia. En la silla de la pupila de Juan Suárez se lucía el maestro Julio Pezúa. En medio de enorme expectativa fue anotada en el Clásico Miguel Fort Magot (G3), del 22 de mayo. No solo ratificó su amplia superioridad sobre las potrancas grameras de su generación, sino que siguió progresando y estiró 17 1/2 cuerpos, estampando el tiempo de 2min04s1 para los 2.000 metros. En esa oportunidad la alazana tuvo en su silla a Carlos Hernández. No había duda de que estábamos ante la mejor potranca de la generación en la grama, pero el 26 de junio tenía que medirse a los machos en el Clásico Postín (G2), so­bre 2.400 metros, para ratificar tal condición. Tampoco tuvo problemas. Con Carlos Hernández en la montura, el resultado fue un apabullante triunfo de punta a punta por 6 3/4 cuerpos, cerrando el crono en 2min30s2, exponiendo tener velocidades, fondo y potencia final.

Llegó la cita del GPN Augusto B. Leguía (G1), el 5 de septiembre de 1999. La expec­tativa era enorme porque la reina de la pista de césped debía medirse con la triple coronada de la arena, Batuka (EEUU, Bates Motel) – titular de la Polla de Potrancas (G1), Enrique Ayulo Pardo (G1) y Gran Derby Nacional (G1) – que ya había sido vendi­da a los Estados Unidos. Era un choque sensacional, y el público respondió llenando las tribunas de Monterrico. La carrera fue la ratificación de la calidad de la hija de Berry’s Noble. Nuevamente con Julio Pezúa en su silla, impuso su paso arrollador y venció por 8 cuerpos a Clapton (EEUU, Fly So Free) en 2min53s4 para 2.800 metros, dejando a 10 largos a la campeona de la arena. Fue la primera vez que un purasan­gre hilvanaba las cuatro grandes pruebas de la grama para los productos de 3 años.

Con tremenda campaña, el paso siguiente era intentar mejores horizontes. Se decidió llevarla entonces a Estados Unidos, donde debutó el 7 de noviembre en el Pe­bbles Stakes (1.700mC) disputado en Gulfstream Park. Pese a no ser una distancia ideal para ella, con Julio Pezúa en la montura, llegó a 4 3/4 cuerpos de Pico Tenerife (EEUU, Red Ransom). Esta última luego sería doble ganadora clásica de Grupo y productora del sensacional Marchfield (CAN, A.P. Indy), por lo que fue elegida Ye­gua Madre del Año en Canadá. St. Bernadette corrió posteriormente el My Charmer Handicap (G3-1.800mC) el 4 de diciembre en Calder y, superando algunos tropiezos, montada por Alfredo Clemente, llegó a 6 3/4 cuerpos tras venir muy cerca desde la partida. Acto seguido, el 26 de diciembre, en el mismo hipódromo, disputó La Prevo­yante Handicap (G2-2.400mC) y conquistó la mejor actuación de su corta campaña en EEUU. Llegó tercera, a solo 3 cuerpos de Coretta (IRL, Caerleon), yegua que venía de perder por menos de 1 cuerpo la Breeder’s Cup Filly And Mare Turf (G1).

St. Bernadette tuvo luego un problema de salud que la sacó de escena y reapareció al año, corriendo dos clásicos más en Estados Unidos, donde no pudo figurar. Se decidió, entonces, retirarla del entrenamiento y aprovecharla para la crianza. Se reimportó para el Perú y entre las crías que produjo destacó LAUDETTE (Laubali), ganadora del Clásico Mari July (L), tres veces placé clásico en la pista de césped y madre de la placé clásico Elendil (Eye On Jacob).